Allá a lo lejos,
el sol se derrite
con el agua.
La noche se recuesta
sobre un madero quieto,
un madero negro.
Las rosas duermen entre
el vaivén del viento.
La silueta de la luna
se distorsiona sobre la
piscina que está a
mi frente.
A mi lado, están
mis versos, que observan
conmigo la noche.
El olor del aire,
tan húmedo y fresco.
La tierra duerme bajo
mis pies.
Las estrellas lisonjean,
le arrebatan a mi faz,
una sonrisa de lenidad.
Derraman frenesí de ideas,
brillan, allá arriba, tan
lejos y son distantes.
Edwin André. 29/11/2008
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