El vaso vacío espera, me mira y como quien no quiere la cosa me tienta, me señala el vino tras el vidrio y la luz tenue del foco, que hace aún más acogedora la situación, me pone atento al más mínimo sonido de un alfiler que cayó al suelo, de algún movimiento brusco, para mover raudo el ojo y fruncir el ceño, me odio por querer fumar, consumir el patético rostro de mi mujer, taparlo de humo; me tumbo al diván me imagino a la muerte, la toco mediante mi cuerpo, sabiendo que algún día moriré, sonrío y el temor aparece promiscuo entre mis pensamientos.
Desearía ser un prisionero, que sean tus senos los barrotes de mi cárcel, que sean tus cabellos las estrellas de mi techo, que tus ojos sean mis inagotables velas, que tus manos sean mi colchón, que tu silueta sea mi compañera, que tu voz sea el sendero libre, que tus recuerdos sean libros que me hablen, que tus labios sean mi alimento, que tu aroma sea mi aire, que tus pisadas sean mis límites, que tus errores sean símbolos, que tus virtudes sean mis metas; desearía ser un prisionero, para estar más cerca de ti.
Un poema, es el pensamiento hecho carne, es la voz de una mano tímida, que busca la verdad, busca el preciso momento de amar, intenta luchar contra la sociedad hundida en la desinformación, a veces un poema es mujer, tiene un nombre, el poema es el universo plasmado en estrofas, resumido en versos.
El poeta es una vocal simple, amante de la soledad, del alba, del crepúsculo y de la noche, es como el cosmos, brillante y solo. El poeta son dos jirones atados fuertemente, reforzados con una pluma gigante, con una riqueza divina, con dos pares de ojos, dos manos, y quien sabe dos corazones.
Informar es beber con los ojos, observar con la boca, pensar siempre con la cabeza, actuar con el espíritu, blandir la espada soslayada al pobre, al que trabaja para todos, al justo, informar es respirar la pureza de la legítima izquierda, de una verdadera derecha, es ser libre sin llegar al libertinaje.
Edwin André.
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